miércoles, 13 de marzo de 2013

Urgencias psiquiátricas, un reto para el equipo de salud mental

Nota del Blog

En esta ocasión Catexis presenta un texto publicado hace más de una década en la revista Psique y Sociedad. Esta revista nació con el objetivo de impulsar el desarrollo de la psicología en Nicaragua  a través de la asidua publicación  de artículos que ponían de manifiesto la labor del profesional de salud mental frente a las demandas y necesidades comunitarias; así como también, el compartir ideas sobre temas de interés científico para enriquecer y actualizar al profesional en psicología y psiquiatría.

Si bien el artículo fue desarrollado y publicado en 1994 por el Psiquiatra y docente universitario Manuel Fernández, el tema cuenta con una vigencia  innegable al observar los distintos retos pendientes que tiene el trabajo de salud mental en nuestro país a consecuencia de las constantes turbulencias políticas y sociales que han marcado a la población nicaragüense. 


Urgencias psiquiátricas, un reto para el equipo de salud mental 

Carlos Manuel Fernández
Dr. Psiquiatra

Managua, Nicaragua

Se define las urgencias psiquiátricas,  sus características. Se ofrece un acercamiento a los conceptos de crisis, y eventos vitales. 

Se plantea la importancia de la creación de unidades de intervención en crisis (UIC), sus características propias y sus funciones. 

I.                   Introducción

La urgencia psiquiátrica como toda “urgencia médica” requiere de la formación de equipos especializados multidisciplinarios para su adecuada atención; así como de la organización de los servicios de urgencia, de forma tal que facilite su compleja labor. 

Enfrentar la atención a la urgencia psiquiátrica en Nicaragua es un reto al equipo de salud mental. Los esfuerzos encaminados hacia la óptima atención de estos pacientes necesitan recursos económicos y técnicos, pero fundamentalmente de un alto nivel de motivación. 

En una reciente investigación acerca de las urgencias psiquiátricas atendidas en el hospital José Dolores Fletes de Managua, de 1913 casos solo el 19 %  fueron calificados como verdaderas urgencias, lo que denota el mal uso del servicio de urgencia por parte de la población y la posible ineficiencia del primer y segundo nivel de atención en salud mental del país. (Sequeira y Palma, 1990)

Al absorber la demanda de consulta externa psiquiátrica, los servicios de urgencias  se ven limitados de ofrecer una atención de calidad a los casos que la necesitan. Pero no solamente se afectan los servicios de urgencias del hospital psiquiátrico del país, sino que al carecerse de una atención adecuada, el resto de los servicios de urgencia de los hospitales generales tienen que absorber esa carga asistencial son la calificación requerida. 

Para Rund y Hutzler (1988) la enfermedad psiquiátrica es notablemente común en los pacientes que buscan atención en los departamentos de urgencia. Los problemas psiquiátricos constituyen el motivo principal del 10% de las visitas de pacientes al hospital general. 

El predominio de la “enfermedad psiquiátrica activa”  en los pacientes de urgencia que buscan atención por cualquier motivo, alcanzó un porcentaje de hasta el 38%  en un estudio realizado en los Estados Unidos, utilizando criterios de investigación estandarizados para diagnósticos psiquiátricos. Esto representa un grupo enorme de pacientes que los médicos de urgencia deben evaluar en los servicios de emergencias de los hospitales generales del país. (Rund y Hutzler, 1988)

II.                Concepto de urgencia psiquiátrica

El tema de la urgencia psiquiátrica fue olvidado en la literatura de la especialidad hasta hace pocos años. En la actualidad, gracias a los datos aportados por los estudios epidemiológicos relacionados con el suicidio, y que lo ubican en las Diez primeras causas de muerte en el mundo, es que a la urgencia psiquiátrica se le brinda mayor atención (OMS, 1968).

Se define la urgencia psiquiátrica, como un grave desajuste del pensamiento, los sentimientos, las acciones, que ponen en peligro la vida del propio paciente o la de sus semejantes, y que de no ser atendidas pueden dejar serias y perdurables incapacidades. (Muria, R.1978). Esta categoría en muchas ocasiones es el mismo paciente que las expresa, en otra son los miembros de su comunidad, familiares, profesores, policías; y finalmente deben ser definidas por el equipo de salud mental. 

En relación al tema de las urgencias psiquiátricas es necesario destacar los trabajos de Brandon y Caplan (1960). Este último basado en los trabajos de Sindeman (1944), y en las experiencias de las dos guerras mundiales, expone su teoría de las crisis. Dicha teoría plantea “la personalidad como un equilibrio dinámico, con su almacén de mecanismos de afrontamiento, los cuales pueden adaptarse a la mayoría de las situaciones vitales, pero que sobrevienen fluidas y desorganizadas cuando se enfrentan en un reto potencialmente insoluble” (Freedman y Kaplan, 1982)

Caplan plantea que durante este periodo de crisis “el potencial para cambios” esta grandemente incrementado y que la ayuda brindada en esta etapa es muy probable que sea efectiva. Lois Linn (1971) plantea el doble significado de las crisis. “primero, es un momento de peligro durante el cual, la persona sensible puede perder su vida o ser precipitada en el círculo viciosos de la regresión y la incapacidad crónica. Segundo, el momento en que se presenta la oportunidad de un crecimiento emocional con un aumento del Insight, dominio de uno mismo e incremento de la autoestima”. 

Elkonin (1965), elabora un esquema donde, abarcando el desarrollo psíquico y físico plantea las denominadas crisis de desarrollo. Considera este autor “las crisis” como el resultado de las contradicciones propias de motivaciones y necesidades adquiridas en el proceso de desarrollo y maduración.

Las crisis han sido calificadas de múltiples formas. A nuestro juicio, la que más facilita la información y orientan la terapéutica es la que utiliza el nombre del evento vital que las determina. Así vemos crisis clasificadas como matrimoniales, laborales, escolares, de duelo, etc.
Modelos como las “hot line”(líneas calientes), en las que se brinda atención o ayuda telefónica a personas que así lo requieran o las modernas unidades de intervención en crisis, actualmente generalizadas en muchos países con desarrollo en la red de atención de salud mental, han demostrado en los últimos 20 años su utilidad, dirigida a brindar formas cualitativamente superiores de atención a las urgencias psiquiátricas. 

Los criterios antes expuestos, en conjunción con los avances de la terapia intensiva a la urgencia médico – quirúrgica, los conceptos modernos de “equipos de trabajo” multidisciplinario y con intercambio de roles, los avances de la psicofarmacoterapia y de las técnicas psicoterapéutica y la experiencia de la psiquiatría comunitaria; han modificado los conceptos actuales de atención a las urgencias psiquiátricas. Se inicia entonces un proceso que culmina con la creación o aparición de las  unidades de intervención en crisis (UIC)

III.             Unidades de intervención en crisis (UIC

Las unidades de intervención en crisis (UIC) se definen como la puerta de entrada de todo servicio de salud mental en el 2do nivel de atención. Tiene responsabilidad de clasificar, intervenir las crisis, atender las urgencias y referir hacia otros servicios: hospitalización de pacientes agudos, hospitalización parcial, hospitalización de crónicos, otros servicios especializados a los pacientes que así lo necesiten (medicina interna, neurología, etc)

En las unidades de intervención en crisis, se modifica la clásica relación médico – paciente por la del equipo de salud mental – paciente, o equipo – familia o, equipo – comunidad, interviniendo con todos los recursos necesarios, para evitar la hospitalización, o reducirla al mínimo. Estas unidades mantienen una relación estrecha con los equipos de salud de comunidades (atención primaria comunitaria), lo cual brinda la conjunción entre el primero y el segundo nivel de atención, y su relación estrecha con la comunidad. 

Las UIC requieren de un equipo profesional competente y cohesionado con una comunicación directa y una dinámica interdisciplinaria, donde exista el intercambio de roles, dado el complejo problema a resolver. 

Esta variabilidad de la problemática a enfrentar requiere de miembros con una personalidad madura, que facilite las interacciones en todo momento de forma fluida. 

Los objetivos de trabajo de las unidades de intervención    en crisis hacen que se mantenga la calidad del trabajo terapéutico, a pesar de la intensidad de las actividades que duran las 24 horas del día. Todo el personal está inmerso en la consecución de estos objetivos, que hace posible y a su vez, imprescindible la cohesión del equipo de salud mental. 

Desde el personal auxiliar hasta el especialista jefe, todos conocen la dinámica de cada caso, y de una u otra forma adoptan roles que influyen psicoterapéuticamente en los mismos. En nuestra experiencia (Fernández T., C. 1987), en este tipo de servicios, conocemos de la gran ayuda brindada por el personal auxiliar a la hora de establecer una estrategia terapéutica individualizada. 

En las unidades de intervención en crisis se aprovecha cada momento, cada visita, cada acompañante.se realizan entrevistas por cualquier miembro del equipo, se deciden dinámicas familiares, laborales, matrimoniales, en momentos en que la crisis posibilita actuar sobre los conflictos, con escasa resistencia por parte del paciente, y/o la familia, ya que no han tenido tiempo de enmascarar los problemas. 

El equipo de salud mental de las UIC debe estar compuesto por: 

1.      Un psiquiatra clasificador, con alta capacitación. Tiene a su cargo la responsabilidad de clasificar, intervenir y diagnosticar al paciente, la crisis o la urgencia que lo asiste, así como determinar la medida estratégica oportuna para cada caso.
2.      El resto del equipo compuesto por psiquiatras, residentes, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras y personal auxiliar, ofrecerá atención a los casos que el medico clasificador decida ingresar a la UIC.

La unidad como tal debe contar con un número reducido de camas, a nuestro criterio no deben exceder las 6 camas, con un tiempo máximo de estancia de 7 días, lo cual ofrece la oportunidad de intervenir la crisis, resolver las urgencias y definir la conducta futura en la generalidad de los casos; posibilitando que se mantenga el nexo entre paciente, familia y comunidad.

IV.             Criterio de ingreso a las UIC

Los criterios de ingreso a las UIC son los siguientes:

1.      Todo paciente portador de síntomas psicopatológicos de muy diversa índole o calidad, a nivel neurótico o psicótico, en sus primeras manifestaciones, o aquellos cuya etiología obedeciera a factores eminentemente reactivos tales como el maltrato físico, el abuso sexual, inadaptación por conflictos familiares, laborales o sociales, etc.
2.      Pacientes hetero o autoagresivos.
3.      En relación con los casos que presentan cuadros psicóticos, este tipo de unidad, por los recursos humanos especializados con que cuenta, posibilita llegar a un diagnostico precoz y establecer un tratamiento temprano; así como una mejor orientación familiar, en relación a los casos incipientes.
4.      En los pacientes crónicos agudizados por abandono del tratamiento o por situaciones o eventos sociales (familiares, laborales, etc.) igualmente se facilita un tratamiento intensivo completo (medicamentoso, psicoterapéutico y ambiental); y una posterior inserción a la sala de mediana estadía con menos síntomas productivos, lo que facilita el manejo de estos pacientes y el aprovechamiento de las actividades de la comunidad terapéutica de forma óptima.
5.      Casos de urgencia infantil. No podemos hablar del tema de las urgencias psiquiátricas sin hacer mención a la urgencia psiquiátrica infantil. Según algunos autores (Freedman y Kaplan, 1982), debido a la escasez de psiquiatras infantiles calificados, el peso del diagnóstico y el tratamiento recae en su mayor parte en el psiquiatra general. Cuán lejos de la realidad se encuentra este criterio, ya que en nuestros hospitales, la urgencia psiquiátrica infantil queda en el mejor de los casos  en manos del pediatra residente sin capacidad para enfrentarla, cuando no en médicos generales sin experiencia alguna en su manejo. 

Las causas más frecuentes son el envenenamiento no accidental (el 25% de los envenenamientos en los niños son verdaderos intentos suicidas) y el síndrome del niño maltratado, en los que se plantes que “en todos los casos sospechosos, incluso cuando el daño no es grave, el niño debe ser hospitalizado”. 

Se hace necesario entonces, la presencia de personal entrenado en este tipo de casos de urgencia en hospitales generales pediátricos, para ofrecer una adecuada atención inicial a la urgencia y su seguimiento posterior.

Algunos autores coinciden en que las unidades de intervención en crisis no se requieren para la urgencia psiquiátrica infantil, ya que la misma requiere de un tratamiento a largo plazo.
Pacientes con variadas manifestaciones psicopatológicas por abuso o dependencia de alcohol u otras sustancias psicoactivas, posterior a su desintoxicación en medicina interna. Tomando en cuenta la alta tasa de alcoholismo y drogadicción, esta es una demanda que tiende a aumentar en los próximos años.

Dada la inmensa gama diagnostica que debe enfrentar el equipo terapéutico en las UIC, este utiliza los recursos de la terapéutica más moderna. Así son factibles terapéuticas biológicas que van desde la convulso terapia moderna, el narcoanálisis, la psicofarmacoterapia y las terapéuticas psicológicas breves que buscan modificaciones del aquí y ahora; técnicas de apoyo, de orientación, cambio de ambiente, modificación y remoción de tensiones, ventilación, sugestión, entrenamiento autógeno de relajación neuromuscular y técnicas de dinámicas grupales, familiares y de parejas, las cuales son, por sus objetivos, las más frecuentes y de mejores resultados. 

La atención a la salud mental siempre ha sido “la cenicienta” en los sistemas de salud en los países sub desarrollados; y Nicaragua no es la excepción. Nuestro sistema de salud mental requiere de modelos eficaces que den respuesta a la problemática actual de la urgencia psiquiátrica. Este reto no debe ser eludido por los profesionales de la salud mental ni por las autoridades de salud. La creación de unidades de intervención en crisis nos pondrán a la par de otros países con grandes logros en relación a la asistencia psiquiátrica de sus pobladores y a su vez posibilitara una vía excelente de formación docente para los nuevos profesionales que se formen en el país en el área de salud mental.

Tomado de: “psique y sociedad” revista del departamento de psicología. Universidad Centroamericana, Managua, Nicaragua. Volumen 1, 1994, Numero 1

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