Por Wilhelm Lang
Es curioso que para estas fechas de
regocijo y reflexión en compañía de familiares y seres queridos me encuentre
sentado frente a mi computador escribiendo un artículo, o una breve crítica. Rara
vez lo hago y lo comparto con los demás. A pesar de que me considero ser un
asiduo lector, pocas veces siento el impulso de sentarme a plasmar aquello que
una noticia me suscita. Creo que por eso es pertinente agradecer a dicha
noticia, pues me ha sacado de mi largo letargo.
Leía en la mañana de hoy una
entrevista al Dr. Nelson García Lanzas (psiquiatra y psicoterapeuta) publicada
en el diario La Prensa, de título “¿Es
usted un Grinch?”, a cargo de la Lic. Amalia del Cid. He de aclarar que la
entrevista estuvo muy bien estructurada y las preguntas elaboradas muestran
esto. Lo que me inquieta en verdad son algunas de las respuestas dadas,
principalmente por el grado académico que ostenta el entrevistado y por su
oficio de especialista en salud mental. A pesar de no compartir sus
lineamentos, existe en su tesis planteamientos que entrevén una serie de sesgos
subjetivos. En primer lugar, un claro sesgo religioso. A pesar de autodefinirse
como una persona más espiritual que religiosa, la forma en que elabora sus
respuestas muestra lo contrario. Entrelineas se lee el siguiente mensaje: “Es
un tiempo de reflexión porque nació Jesús Cristo”. Él mismo expone que para los
cristianos es una invitación a la reflexión, pero se observan más apóstatas de
la fe en Nicaragua en los últimos 10 años. Hay gente que no cree que Jesús de
Nazareth sea su salvador, y es capaz de reflexionar. Como hay gente que no
necesita la fecha para hacerlo. Hay gente que no gusta de las fechas por el
consumismo que se ve, principalmente porque contradice lo que el tiempo de
adviento trata de enseñar, considerando entonces la fecha como una muestra de
afecto hipócrita y superficial.
Es notable también un sesgo
socioeconómico al momento de leerlo. Hipotetizo que una gran mayoría de la
población que atiende pertenece a un sector con un alto poder adquisitivo.
Menciona "irse a vacacionar al mar en fin de año", cuando personas de
estratos socioeconómico medios o bajos presenta muchas dificultades para poder
hacerlo. Acá se muestra claramente que un punto de vista distinto genera una
percepción distinta de la realidad. Al mantener una percepción distinta, se
crea una cosmovisión diferente y se tiende a observar aquello más habitual.
Esto no debería aplicar para un psicoterapeuta, que debe manejar que un
condicionante mayúsculo para las diferencias individuales son sus estresores
vitales cotidianos. Relacionado a esto se trasluce también cierto sesgo
profesional, pues hace reiteradas menciones a trastornos psiquiátricos que
ameritan trabajo interdisciplinario, psicopatologizando desproporcionadamente
la tristeza y añoranza (emociones comúnmente encontradas en humanos
saludables), mostrando un discurso polarizado. Ahora, existen los episodios
depresivos estacionales, pero no todo se puede reduce a depresiones,
bipolaridades o traumas. Misma crítica se le hizo a Freud en su momento, (tanto
detractores como sus mismos seguidores, luego teóricos) al vincular todo con el
impulso sexual o traumas dentro de los primeros 7 años de vida. Por ende,
centrarse desde un solo punto de vista cuando el problema tiene más de una
explicación no es lo más apropiado para explicar las causas y consecuencias de
dichas dificultades.
Por otro lado, no entiendo la
necesidad de abarcar implícitamente al sector político-partidario. Es a mi
parecer irresponsable elaborar juicios cuando el tema no corresponde. Si bien
es necesario hacer política y hablar de la “Res Pública”, es más recomendable
hacerlo dentro de los contextos que para ello existen, informándose previamente.
La frase “Un fanatismo religioso que lo
que facilita es un turismo religioso” sirve de ejemplo para lo que a
continuación se expresa. Tengo entendido que turismo religioso se refiere a
visitar lugares históricos o simbólicos en dependencia de la fe que se profese
(llámese Jerusalén, la Meca, o más contextualizado, la lavada de la plata en
Chinandega). El término se emplea erróneamente, demostrando poca elaboración y
conocimientos del tema. Ergo ¿para qué mencionarlo? ¿Suscitar Polémica? ¿Catarsis,
quizá?
A a mí me gusta la navidad. En
verdad. No sólo porque si no me gusta (por lo que ha expresado acá el Dr.)
estoy enfermo, y estoy en contra del Status Quo, tengo un problema. ¿O seré un
problema para la sociedad? Hay que decir, personas con estudios especializados,
con cargos importantes y (sobre todo) personas cuyo trabajo consiste en mejorar
la calidad de vida de las personas a través de métodos farmacéuticos y
psicoterapéuticos tienen sobre sus hombros un poder que la misma sociedad les
ha otorgado. Por algo se llaman “Licenciaturas”, porque dan “Licencias”, es
decir, facultades y derechos. Muchas personas lo leerán en la prensa escrita y
verán que un doctor con varios estudios plantea, con un juicio sesgado que si a
una persona no le gustan las fechas, está mal. Es un argumento subjetivo,
expuesto de forma tal que tenga apariencia científica, pero que tiene sus bases
en hábitos claramente adquiridos por la profesión de fe, hábitos que subrayan
ya en religiosidad. Argumentos que se manifiestan desde ésa religiosidad y
toman forma de ciencia no responden al rigor científico al que se debe apegar
ni tampoco exalta la fe en la que cree. Es claramente insuficiente.
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