domingo, 4 de agosto de 2013

Orestes, la soledad


Orestes, la soledad
sea  la culpa no verguenza

Antonio Henriquez 

El silencio frente a las respuestas intimas que buscan los estados mentales subjetivos cuando la normalidad se representa en la expresión verbal. Desconocer el día, don de la sanidad, problemas de insomnio, perdón – culpa, no controlar el cuerpo, regirse por métodos de sostenimiento distintos a los que se acostumbra comúnmente. No se tiene consciencia del tiempo, perdiéndose su presencia y noción, sin saber concretamente cuál de ellas fue la primera en disiparse. ¿Hasta donde lo que se cree termina por ser cierto, y cuando se toma cuenta sobre la falsedad del pensamiento? La realidad quizás deja de formar parte de lo observable para transformarse en varios esquemas de pensamientos internos que sobrepasan los estados mentales subjetivos, trascendiendo el factor de lo temporal, arrastrando consigo todas las figuras simbólicas que dan respuesta a la cultura. Olvidos, recuerdos que  existen solamente si  son hablados. “capital es lo que no tenemos, Nicaragua no tiene capital, escombros es lo único que tiene”. Ser escriba ante la falta de un acompañante.

Frente a la soledad son los sueños el acompañante del renunciante. Dícese que algo de divino acompaña los deseos – pasiones humanas; delirios religiosos, delirios místicos, delirios poéticos y amorosos. Confluye, lo anterior, en el “deber· de ser humano, si se superan las soluciones verbales todas ellas, y los actos se dieran a interpretar bajo otros parámetros, mas no por sus significados.  “Estar enfermo es estar bien”, “los muertos somos muertos que nunca viven”. Actitudes del sujeto frente al otro.

Cuáles son esos otros parámetros sino la renuncia, llamada algunas veces como búsqueda de la sabiduría tanto en plano intelectual y teológico. Escuchar y guardarse. Entonces las conjeturas proféticas no desesperan  sin razón alguna. Se está alerta para guardarse de ser sorprendido, superando lo que se cree es el acto en sí mismo.  De qué manera se da evidencia de tal viaje, a no ser por la presencia constante de anhedonia.  Refiérase  a aquello con lo cual soñó,  parte insondable, desprendida de lo real manifiesto, participe solamente en recuerdos. Quizás no tan ciertos e imprecisos, pero si atentos en lo que se cree en el momento. Es lo verdadero para el sujeto, aunque no sea así comprendido por los receptores, aparatos de las instituciones del juicio todos nosotros.  Los monjes del cristianismo de oriente con tristeza y angustia hacen frente a tantas cavilaciones espirituales. El abandono y la lucha contra las fuerzas terrenales, se caracteriza por la ruptura en una especia de ataraxia elevada hasta lo incomprensible. No – acto, no – presencia, no – movimiento. Estar solo frente al pensamiento puro, sea falso o verdadero. “solo platicaban sobre mí, cosas amenas, como vivía, yo de salud, de alegría”. La visión del pensamiento en todos lados.

Anotar las intenciones del abandono. Si es voluntario, impuesto o accidental. Bloqueado por experiencias transversales. Tal vez no hubieran tenido lugar en otras circunstancias, si de verdad fueran transversales. Algunas ocasiones tal renuncia se presenta de forma hostil, por asco o inconformidad, porque se dio el espacio de verse subyugado por lo llamativo de la sencillez. Son las circunstancias cíclicas, y se informa de ellas a través de las ideas expresadas. Cumplen la función de la “presencia” legiones de fragmentos del pensamiento disgregados; juntándose para dar forma y sentido a experiencias, sean agradables o no, situaciones pretéritas que hayan sido relevantes o no, personas que estuvieron y ya no, y sus rostros son ideados de nuevo como respuesta a los estragos del olvido. Si es posible, puede aprender a vivir otra vez, pero no aprender a conmoverse por el entorno y sus actores. “aquí todos trabajamos, ¿verdad?”. La presencia, lo no real.

Por momentos los movimientos son bruscos, y ahí tirado en el suelo, como si se tratara del sueño de un padre del desierto, emite sonidos poco comunes, que no corresponden a ninguna palabra existente. Tira sus brazos al aire y sus zapatos también. Mueve todas sus extremidades pero conserva la postura general de su cuerpo sobre el piso. Luego se pone en pie, y se dirige a cualquier parte, olvidando, al parecer, todo lo que había sucedido anteriormente. Entonces se dirá, ¿qué significa olvidar? cuando recordar es ilusión, aprehender por alteraciones, porque lo que se ve esta derramado por la distorsión, y es que no puede subsistir la idea sin la presencia de los elementos que la componen. El cuerpo tenso y los incomprensibles sonidos, pasan a ser  un concepto en tal escenario. Prefiriendo explicar aquello que se ve por medio de soluciones verbales. Hay un mito del sujeto el cual supera toda parafernalia explicativa, lo que es en sí, para sí mismo, sorprende a casi todos y suscita odio por haber creado al cuerpo en pos de un lenguaje de rebelión. “ellos se ponen el nombre solitos”. Solución a lo que no existe.

Hay vestigios, sin embargo, de cosas que dan conocimiento sobre lo que pudo haber sido, aunque se carezcan de los medios fehacientes para comprobarlo. Sin embargo se cuenta con reflexiones espontaneas, ideas preconcebidas, espejismos de la personalidad ulterior, que permiten definir un poco, tan solo, quien es o fue tal sujeto. Tomando en consideración a algunas personas cuyas realidades se aseguran solamente si se sustentan por el devenir de lo observable, renunciando de conocer algo que caiga en la categoría de lo comunicable. De qué forma puede conspirar el pensamiento, si es que aún no se encuentra tan destruido, para hacer frente al mismo espacio inmutable,  donde nada cambia y son los días uno y no varios, y el tiempo se entrega para percibirse en instantes, siendo cada instante un momento eterno intrincado sobre ese tiempo. Se llega a la soledad, en ocasiones, de forma voluntaria, algunas veces accidental, situándose en tal monotonía, la misma noción de estar solo trasciende el significado del término para desconocer si se está solo realmente, y no es este un término acuñado únicamente por la ausencia del otro, obviando así, a la persona que desconoce sobre la realidad de su ser y entorno, cuando él “principio de lo posible” no es suficiente. Solitario delante las resistencias del mundo, sufriendo transiciones sobre pensamientos derrotados que encuentran alrededor, en cada momento que no pasa,  un nuevo nacimiento. “Pico della mirándola claro que fue un gran pensador”. Introducción al conocimiento.

No habrá más que los mismos lugares habitados por las mismas personas, como si de todo han pasado de lado, menos de la territorialidad, principio básico para establecer referencia temporal. Quizás otorgue sentido a la existencia, la seguridad de caminar sin saber dónde van, pero volver y reconocer, de forma misteriosa, donde fue el punto de partida hacia la nada. “llega y se sienta, uno se fija en el detalle de su cama para arreglarla, otro, permanece inmóvil sobre sus pies, en un lugar que no es habitual para él, sin embargo, la mirada fija en el vacío, es parte de su cotidianeidad”. La traición de las circunstancias, sonreír sin expresarlo, y el horror a lo sensible, el fuego que se debe apagar en la cabeza del padre, un juego de ajedrez, hacer congas, pensar al que no está,  Orestes, la soledad.  

A los de adentro. Mártires de la providencia.

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